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EL DESPEGUE BOLIVIANO

Entrevista al Embajador de Bolivia en Perú, Gustavo Rodríguez Ostria

Publicado: 2015-07-18
Bolivia fue noticia mundial hace unos días por la visita del Papa Francisco, quien no dudó en reconocer los grandes avances sociales en beneficio de su población. Sobre este y otros temas, incluido el referido a que los gobiernos de Chile y Bolivia logren un acuerdo respecto a la salida al océano Pacífico, que también fue abordado por el Papa; el embajador Gustavo Rodríguez Ostria (Cochabamba), Licenciado en Economía y Magíster en Ciencias Sociales, fijó la posición de su gobierno en el sentido de que no demanda la devolución territorial sino una salida soberana al mar ¿cómo? eso ya depende de los acuerdos a los que lleguen sus gobiernos. Por otro lado, nos da importantes alcances acerca de cómo evoluciona la economía boliviana, logrando con ello reducir las brechas sociales de la pobreza.

Señor Embajador, Bolivia está considerada como un Estado Plurinacional ¿qué está significando esto actualmente?

Se halla consagrado en nuestra Constitución que fue aprobada por el voto ciudadano de más del 60% del electorado nacional el 25 de enero del 2009. Somos un Estado Plurinacional porque reconocemos la diversidad étnica y cultural que ha sido secularmente negada por el Estado monocultural que prevalecía hasta entonces. Ese Estado era aquel que a partir de la herencia colonial continuó en la República aristocrática y tuvo luego énfasis después de la revolución de abril de 1952.  

En esa forma estatal se hablaba primero de la segregación racial de carácter darwinista y luego de la unidad étnico-cultural de Bolivia, esto, en realidad contradecía la realidad del mundo boliviano donde hay diversas lenguas, historias, prácticas culturales, formas de hacer política y de organizar la educación. Un Estado Plurinacional reconoce en cambio esas vivencias pero va más allá del reconocimiento formal de la diversidad y le da contenido político. Nosotros tenemos, por ejemplo, siete diputaciones indígenas electas en sus propias circunscripciones. Reconocemos y desarrollamos una reforma educativa que incluye la diversidad, los conocimientos y los modos pedagógicos que proceden también de las culturas originarias. Reescribimos y reelaboramos la historia de un modo tal, que el pasado “oficial” no pertenezca solo a los grupos criollos o mestizos sino que considere en igualdad de condiciones la presencia insurgente de los movimientos sociales, obreros e indígenas. Reconocemos, por otra parte, los diversos lenguajes, y no solamente el castellano. Nuestros funcionarios públicos tienen que conocerlos para ejercer sus cargos. 

Están logrando lo que a otros países de América Latina les falta : incluir a esos sectores excluidos.

Bolivia heredó la tradición colonial de profundo desprecio al mundo indígena y popular en todas sus manifestaciones. Ese mundo colonial y el republicano emergente de nuestra independencia del 6 de agosto de 1825, creyó que el destino de la nación estaba asociado a la desaparición del mundo indígena, incluso su eliminación física. A nombre del progreso y la civilización, con una perspectiva teleológica, se buscaba la negación de todo ese mundo plebeyo, rechazando y desvalorizando el color de su piel, sus apellidos, sus costumbres o sus idiomas. Pero también heredamos la tradición mestiza que venía desde antes de la revolución de 1952, y que cuajó como proyecto nacional con esta. Entonces, se dijo desde el Estado “lo que interesa aquí es la fusión de la razas”, o sea, todas las sangres deben confluir en una sola, eliminando todas las identidades étnicas preexistentes en favor de una sola, construida artificialmente: la boliviana mestiza. 

Sin embargo, nosotros creemos que, si bien el mestizaje puede ser un fenómeno incontrastable, innegable, lo que importa es desde dónde se construye el mínimo común para ser nación y ese mínimo común, el que permite la articulación e interpelación entre los diversos y diversas, no puede construirse anulando al otro. Dicho de otra forma, en el Estado Plurinacional estamos tratando de construir la fórmula en la cual uno puede ser boliviano y a la vez aymara, quechua, guaraní, u hombre o mujer. Se trata de existir, coexistir y Vivir Bien; nuestro Estado te da las formas y mecanismos para desarrollar esa diversidad sin conflictos ni contradicciones; no obstante, dado que su potencia quiso ser anulada durante siglos, abrimos mayores causes para las expresiones indígenas y su representación en la administración gubernamental.

¿Y en qué medida están participando las mujeres de la política?

Nosotros hemos incorporado un principio de equidad de género muy fuerte. Ahora tenemos un 44% de mujeres en el parlamento porque tenemos un sistema de paridad y alternancia. Previamente al gobierno del presidente Evo Morales, contábamos con avances. Comenzamos en 1997 con un sistema de cuotas del 30% en las listas, pero resultó que las mujeres eran colocadas en los últimos lugares de las listas. A principios de siglo la representación parlamentaria femenina (el nuestro es Bicameral) no pasaba del 15%. A raíz de propuestas y demandas de las propias mujeres bajo la consigna ‘¡50 y 50!, Paridad es ahora’, se instituyó la equidad y la alternancia en las listas parlamentarias y de concejalías municipales.  

Situación que ha permitido una mayor presencia de mujeres en nuestro parlamento; avance que fue más significativo en la cámara baja, donde la representación de las mujeres pasó del 23% al 50%, entre la elección del 2009 y la del 2014. La diputada más votada, Juana Quispe, indígena quechua en circunscripción 24, en la que votó el Presidente Evo Morales, obtuvo el 94,76% del universo elector. En total ahora hay un total de 44% de mujeres, diputadas y senadoras. La proporción más alta en América Latina y uno de los tres mayores porcentajes en el mundo.

La presencia femenina en la política y la gestión pública acaba de ratificarse con la elección en el Congreso de cuatro mujeres, de un total de siete, para integrar el Tribunal Supremo Electoral. Lo presidirá Katia Uriona, una activista feminista.

La nuestra, por otra parte, es una sociedad muy política. Si se lee un periódico en Bolivia la política es la que domina sus textos, no el espectáculo o la farándula. Somos una sociedad bien informada y participativa, con histórica presencia en las calles y en las grandes transformaciones sociales, de masas organizadas en sindicatos, juntas barriales o entidades indígenas, como ayllus y tentas. La nuestra es pues mucho más que una democracia formal, liberal; es en cambio un ritmo de asambleas, de deliberación directa y de la calle.

Si uno retrocede en el tiempo, digamos a los años 90, veríamos estos espacios ocupados por varones de terno y corbata portadores de apellidos tradicionales, situación propia de una sociedad de castas como era Bolivia. Hoy, ellos han sido desplazados por distintos grupos sociales populares e indígenas y por las mujeres de todos los sectores sociales y étnicos.

Acompañado de un modelo económico que les está dando resultados positivos.

Nuestro modelo económico es diferente a los del nacionalismo y del capitalismo de Estado que impulsaron las fuerzas progresistas y de izquierda en América Latina en los años 50 y sobre todo en la década del 70 del siglo pasado; tiene algo de eso, porque nuestro modelo económico se basa en la presencia estatal cercana al 40% del Producto Interno Bruto que hoy es producido por las empresas estatales bolivianas. 

En los anteriores modelos, los Estados recuperaban los recursos naturales, los nacionalizaban y eso servía para desarrollar otras áreas del capitalismo.

Para nosotros en cambio lo importante es:

Primero; fortalecer la empresa estatal, sobre todo las áreas de recursos naturales y estratégicos, reinvirtiendo los recursos que hemos logrado captar con nuestra política de nacionalización, evitando que se vayan fuera del país. Segundo; no confrontamos con la gran empresa de capital boliviano o extranjero sino la regulamos e impedimos que actúe desordenadamente en el marco del capitalismo y una economía que es de mercado; y tercero, desarrollar una política de redistribución a través de distintos mecanismos salariales, bonos, atención de salud y, escuela, que permitan atacar el problema de la pobreza. Por eso, nuestra política no concentra sino distribuye riqueza. La particularidad de que esté funcionando bien nuestra economía es la distribución de la riqueza, hay un incremento del consumo; la gente, por ejemplo, se alimenta más, viste mejor, eso es un indicador importante de un nivel de vida en ascenso. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe del 2014 sobre desarrollo humano, señaló que Bolivia fue el país que más redujo la pobreza en Sudamérica, un 32% entre el año 2000 y el 2012. En los últimos 9 años, el salario mínimo ha pasado de 40 dólares del año de 2006 a 210 dólares aproximadamente actualmente, lo que significa un incremento del 600%.

Por otra parte, el año 2006, cuando el Presidente Evo Morales llegó al gobierno, el PBI era de 9 mil millones; hoy estamos en 35 mil millones de dólares y nuestro producto per cápita se triplicó de mil a tres mil dólares. Por otra parte, la inversión estatal subió en 795%, entre 2005 y 2014, frente al crecimiento de apenas un 15% registrado entre 1997 y 2005, época de los gobiernos neoliberales. Al 31 de diciembre de 2014 nuestras reservas internacionales alcanzaron los 15.132 millones de dólares, representando el 45% del PBI y evidenciando un importante crecimiento del 782% en la última década.

Son datos macroeconómicos importantes. Pero, la nuestra no es una economía solamente mucho más grande y más dinámica que la de la década pasada neoliberal ni donde algunos sectores concentran riqueza a costa de la mayoría de la población, sino que se trata de una situación en la que el crecimiento llega al bolsillo de la gente y la riqueza se distribuye mejor, lo que ha incrementado la demanda efectiva y dinamiza el mercado interno; ese es el secreto de nuestro éxito y nuestro permanente y sostenido crecimiento económico desde el 2006, que para este año se estima en un 5% del PBI, incluso con la crisis mundial.  

¿Y cómo ha sido posible poner en marcha este modelo económico?

Hemos construido un modelo que aun aquellos que son adversarios del gobierno del presidente Morales han tenido que reconocerlo. 

El proceso económico es resultado del proceso de nacionalización y distribución de riqueza, pero también hay un entorno político pues el presidente Morales ha tenido la capacidad de concertar con muchos sectores empresariales; recordemos que cuando él llegó al gobierno el 2006, y particularmente el 2007-2008, la situación política interna se tornó muy difícil.

La derecha boliviana desarrolló una política de confrontación, intentando derrocar al presidente y acabar con el proceso de cambio; pero fue derrotada políticamente ¿cómo fue vencida? Por la votación popular en reiteradas oportunidades.

Nosotros tenemos un mecanismo democrático de revocatoria de mandato; se puede pedir la revocatoria del alcalde, gobernador e incluso del presidente si se consigue una cantidad de firmas; y eso se hizo desde partidos opositores. El 2008, se convocó a un referéndum revocatorio, pero más del 60% de la población votó por la continuidad del presidente Morales y esto significó una derrota de la derecha.

La sagacidad y la grandeza del presidente fue no hacer leña del árbol caído, comenzando a concertar con sectores empresariales exigiéndoles responsabilidad social. Por ejemplo, a la banca, que no fue nacionalizada, se le demandó que sus utilidades, que son importantes, sean distribuidas y usadas para beneficiar a la población; bajamos las tasas de interés de los créditos de vivienda. Uno de los grandes obstáculos de los pobres por acceder a una vivienda digna era que tenían que dar una cuota inicial; fue anulado y remplazado mediante un fideicomiso, que procede de las utilidades bancarias, facilitando mucho que sectores de bajos y medios recursos pueda acceder a una vivienda.

El presidente Evo Morales ha establecido un pacto con empresarios que lo habían confrontado, sobre todo del Oriente de Bolivia, pero con la clara convicción que el motor de la economía esté en manos del Estado. Propuso a los empresarios compartir los beneficios y un compromiso de una mayor inversión, lo que, sin embargo, según señala nuestro ministro de Economía, Luis Arce, todavía no se ha cumplido a cabalidad.

¿Cuáles son las nuevas reglas del Estado respecto a la inversión nacional y extranjera?

El 4 de abril del 2014 se aprobó la Ley de Promoción de Inversiones, herramienta para la atraer inversiones acorde con nuestro proceso político y económico. El presidente Evo Morales promulgó el 25 de junio de este año la nueva Ley de Conciliación y Arbitraje que establece mecanismos de solución de controversias con inversores nacionales y extranjeros, que son alternativos a la vía judicial. 

Estos mecanismos legales dan confianza y seguridad a los inversionistas nacionales y extranjeros. Ahora bien, cuando el presidente señala “nosotros necesitamos socios, no dueños”, quiere decir que en general la burguesía de mi país era una burguesía compradora asociada al capital extranjero para medrar de esas pequeñas migajas que les dejaban. El MAS ha recuperado la dignidad en las negociaciones, realizándolas con fuerza, coherencia, ética y compromiso con el país y el proceso de cambio. Situación que ha permitido establecer nuevas reglas, caso del rubro de hidrocarburos; no hemos nacionalizado empresas extranjeras en el sentido clásico de los años 70, ni las hemos expulsado. En la fase de producción de hidrocarburos siguen existiendo empresas extranjeras; pero cambiamos las reglas de asignación de las utilidades de esas empresas. Antes, en promedio se llevaban el 80% y quedaba el 20% para nosotros; ahora es al revés.

Al cambiar esas reglas establecimos un vínculo de soberanía y lo mismo sucede con el resto de las empresas; la soberanía asociada a un criterio de rentabilidad económica es lo que coloca las nuevas reglas; no necesitamos un capitalismo depredador o usurero, sino un capitalismo de inversionistas dispuestos a asociarse con nosotros porque necesitamos ese capital y tecnología pero no a costa de nuestro saqueo. Ese es el nuevo sentido y así lo han entendido ellos. Las empresas no se han ido, siguen en Bolivia.

Pero sí ha habido expropiaciones...
En algunos casos hemos tenido políticas de nacionalización. Por ejemplo de refinerías de petróleo, comunicaciones y de energía eléctrica para recuperar el control de nuestros recursos naturales y sectores estratégicos, hemos pagado la indemnización respectiva a esas empresas.
¿Cuáles son los sectores más productivos?
Hidrocarburos, gas y la agricultura. Nuestros recursos naturales son parte de una herencia y así ha sido desde la Colonia. El siglo XIX producimos plata, y estaño en el XX. Luego algodón, azúcar y ahora soya, pero estamos pasando a una nueva fase de industrialización selectiva, por ejemplo con la industrialización de amoniaco–úrea, y, el proyecto de industrialización de etileno–polietileno. Decidimos nuestra inversión en función de las necesidades estratégicas de nuestro país; por eso hemos construido carreteras y aeropuertos. La ventaja del Estado es que que debe ser eficiente en la administración, puede incursionar en aquellas áreas en las que el mercado no lo va a hacer.
Entonces, la venta fuerte está en los hidrocarburos fuera de Bolivia.
Seguimos aún en el ciclo de materias primas, vendiendo hidrocarburos a Brasil y Argentina. Internamente nuestro país prioriza el gas; y dotarlo a nuestra población. Es justo que ella pueda recibir gas a bajo costo y en buenas condiciones, pero uno de los grandes obstáculos es que existe gente que no tiene dinero para pagar la instalación domiciliara, por lo que el Estado asume ese costo gratuitamente. Así, la riqueza que generamos está sirviendo a las y los más pobres.
¿En qué situación se encuentra el intercambio comercial Perú-Bolivia?

En los últimos años se incrementó el comercio bilateral; actualmente es de unos 1.300 millones de dólares. Empero, para ser economías vecinas, todavía es muy pequeño; de Bolivia se trae básicamente soya y sus derivados, minerales de plata; y del Perú se lleva diesel, barras de hierro de Arequipa, pañales, galletas y cosméticos que tienen buen mercado en Bolivia. Estamos trabajando por abrir un nuevo mercado en el Perú, a fin de vender gas en Puno, Arequipa y Cusco. Nuestros delegados de YPFB, empresa estatal petrolera, ya se reunieron para lograr acuerdos con Petroperú.


SALIDA AL MAR Y LA CORTE INTERNACIONAL DE LA HAYA

Explíquenos en qué fase se encuentra la demanda de Bolivia ante la Corte Internacional de La Haya
Es una larga historia y una larga demanda. Nuestra Memoria, elaborada por iniciativa del presidente Evo Morales, fue presentada en abril del 2013 ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, solicitando que este tribunal falle y declare que Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia a fin de alcanzar un acuerdo que nos otorgue una salida plenamente soberana al océano Pacífico, Chile debe cumplir esta obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo razonable y de manera efectiva. Al contrario de lo que señala Chile, la demanda no busca alterar el Tratado de 1904. Se trata además, vale la pena reiterarlo, de una controversia estrictamente bilateral, entre Chile y Bolivia, que no involucra a Perú.
¿En qué consiste el Tratado de 1904?

A fines de 1904, presionados por las circunstancias adversas de la ocupación de nuestro territorio como fruto de la invasión chilena, la oligarquía boliviana suscribió el Tratado de Paz y Amistad con Chile por el cual le cedieron 400 km de costa y cerca de 120 mil km cuadrados de territorio entre costa y no costa; un ejemplo es la zona de Chuquicamata, que ahora es un emporio del cobre que da importantes ingresos en divisas a Chile.  

El resultado fue que Bolivia quedó enclaustrada; a lo largo del tiempo, sin embargo, considerando esta situación adversa a los intereses de nuestro país, que impedía el acceso al océano Pacífico y nuestra integración a las economías del mundo, afectando además nuestro crecimiento económico, fuimos reclamando a Chile una justa salida al mar. En esta última década Chile hizo un nuevo conjunto de ofertas para negociar con nosotros un acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico. El presidente Evo Morales y la presidenta Michelle Bachelet, en su primer mandato, negociaron hasta hace un quinquenio la llamada Agenda de los Trece Puntos, que incluía el tema marítimo en el sexto punto; luego advino el gobierno de Sebastián Piñera, y todo quedó el nada.

Por eso fuimos a la Corte Internacional de Justicia. Nuestra demanda no busca modificar el Tratado de 1904, contrariamente a lo que Chile le dice al mundo. Su propaganda señala que nosotros buscamos la anulación de ese Tratado y por lo tanto, si la Corte se pronunciara a nuestro a favor, nadie estaría seguro, pues todos los tratados del mundo serían vulnerables, todo lo cual es totalmente incorrecto. 

Cualquiera que lea nuestro documento “El Libro del Mar” o haya escuchado nuestros alegatos en la Corte Internacional de Justicia en La Haya a inicios del pasado mes de mayo, llegará a la conclusión que el Tratado de 1904 y nuestra demanda marítima son cosas completamente diferentes. Basamos nuestros argumentos en las diversas ofertas, siete entre 1920 y 1983, siendo las más conocidas, pero no las únicas, las de 1950 y 1975. En ellas, Chile de forma unilateral prometió a Bolivia negociar una salida soberana al mar, lo que las convierte en una obligación exigible jurídicamente.

Ahora Chile, olvidándose de sus promesas, ha presentado una demanda de Excepción Preliminar argumentando que la Corte no tiene competencia para pronunciarse sobre nuestra demanda. Arguye que en el fondo Bolivia busca la nulidad o la modificación del Tratado de 1904. Hemos respondido a través de los alegatos orales de nuestros abogados, y el mundo ha tomado conciencia de ello, que eso no es verdad, que no objetamos el mencionado Tratado y que respetamos los límites internacionales. Como dijo en mayo en el foro de la Corte, nuestro agente en La Haya y ex presidente de Bolivia, Eduardo Rodríguez Veltzé: “Chile no puede permanecer en la contradicción de haber repetido tantas veces que hay que negociar una salida soberana al mar y decir ahora que es el propio Tratado de 1904 que impide conceder una salida al mar a Bolivia”.

EL LIBRO DEL MAR.  foto:ABI

¿Qué decisión podría tomar la Corte?
La Corte tiene que autoexaminarse y pronunciarse sobre su propia competencia. Puede señalar que no tiene competencia y dar la razón a Chile; puede, y nosotros pensamos que se pronunciará en ese sentido, que sí tiene competencia; entonces recién se iniciará la controversia jurídica. Chile deberá contestar a nuestra Memoria y luego se seguirán los pasos y procedimientos establecidos en el Reglamento de la Corte. Una tercera opción es que la Corte señale que tratará la objeción preliminar de Chile al mismo tiempo que el asunto de fondo de nuestra Memoria presentada el 2013, en cuyo caso, el proceso jurídico también continuará dentro de la normativa de la Corte Internacional de Justicia.
Chile lo ha tomado como un acto inamistoso de parte de ustedes, ya que afirma que venían negociando con su gobierno.  

No es admisible que Chile diga que nuestra demanda es inamistosa u hostil, más aun cuando se está desarrollando en el marco de los procedimientos e instrumentos jurídicos que los distintos Estados han creado para encarar sus controversias. Bolivia no es el único Estado que acude a la Corte Internacional de Justicia; varios países de América Latina lo han hecho y lo están haciendo otros países del mundo. Nuestra demanda no puede ser considerada entonces como un acto inamistoso y beligerante, sino como un reclamo de justicia dentro los procedimientos del derecho internacional. En suma, no es un acto de fuerza sino un acto de paz y negociación. No tenemos ninguna animadversión contra Chile ni con su población, por el contrario estamos absolutamente convencidos de que al resolverse nuestro enclaustramiento marítimo finalmente la armonía y la justicia retornarán a esta parte del continente y podrán generarse situaciones de hermandad y fraternidad como escenarios de integración entre nuestros países. Por otra parte, hay cada vez más en el mundo un reconocimiento colectivo de que nuestro enclaustramiento marítimo debe ser resuelto. En el propio Chile existen sectores de sindicales, sociales, universitarios y de intelectuales que nos apoyan.


PAPA FRANCISCO EN BOLIVIA

¿Qué tanto ha significado la presencia del Papa Francisco en su país?

La presencia del Papa Francisco en Bolivia ha mostrado una aproximación entre una nueva visión de la Iglesia, que se aproxima mucho -sin serlo totalmente- a la Teología de la Liberación, que era muy afín a los gobiernos progresistas de la década del 70; el nuestro es un gobierno de izquierda. No es casual entonces que surjan fronteras comunes entre nuestra nueva visión de la política y la de la iglesia que plantea el Papa Francisco.   

El Papa, en la reunión que tuvo con los movimientos sociales en La Paz, dio un discurso interesante y renovador. Desde el punto de vista social, de crítica al capitalismo y de recuperación del equilibrio ecológico; presentó elementos doctrinales que son parte de nuestro proyecto político. Además, en La Paz visitó el lugar donde un sacerdote jesuita como él, Luis Espinal, fue asesinado en 1980 por sectores de ultra derecha; cuya memoria fue dejada de lado por la iglesia tradicional de Bolivia; que el Papa le haya reconocido como un hombre que dio la vida por los más pobres es un gesto muy importante. Su actitud reconoce esta otra iglesia que en Bolivia tuvo una tradición de defensa de los más pobres particularmente en los años, 70 y 80 contra los gobiernos militares de derecha, que suprimieron las libertades políticas y civiles. Yo he participado con católicos, sacerdotes y religiosas, en la resistencia a las dictaduras y en la crítica contra la injusticia. Ahora, como en ese entonces, emerge otra iglesia conservadora que no se opone a los procesos de cambios y de transformación en Bolivia, lo que genera un buen ambiente y empatía en mi país. Sumado a que Francisco se mostró solidario con nuestra demanda marítima.

Más aún, cuando el Papa expresó que aprecia los cambios que se vienen dando en Bolivia.

El Presidente Morales dice que el capitalismo amenaza la civilización porque su conducta ligada al afán de ganancia, va a destruir el equilibrio ecológico, por lo que hay una coincidencia importante con la reciente encíclica Papal. El Papa no habla a la ligera cuando señala que la Bolivia actual es una sociedad inclusiva porque él conocía la antigua Bolivia; allí visitaba a sus hermanos franciscanos y, por eso, puede contrastar y ver con satisfacción los esfuerzos que hace nuestro gobierno, no exentos de problemas, y sus logros para superar la pobreza.

JUNTOS FOTO: (AP)

Por último, ¿Cuál es la expectativa en cuanto a las posibilidades de consolidación de la UNASUR o la CELAC en un mundo multipolar como el que vivimos actualmente?

Nuestra política internacional, bajo la conducción del canciller David Choquehuanca, se basa en la filosofía del Vivir Bien; es decir, vivir en armonía con la Madre Tierra, y propender a la integración regional, el multilateralismo, la cooperación, el diálogo, el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.  

En ese marco, todos los espacios de integración son importantes para nosotros. Somos una sociedad que apunta y procura la integración entre Estados hermanos. Por eso, participamos en el Mercosur, al cual estamos ya incorporados formalmente como miembro, UNASUR, la CELAC y el ALBA. La integración, consideramos, es la única condición para existir en este mundo multipolar y global. Los Estados como los nuestros así aislados no van a poder resistir los embates de la crisis financiera y los avances de los mega bloques internacionales: Unión Europea o los EE.UU, Rusia y China.

Afirmamos en suma que América Latina necesita de manera imprescindible un proceso de integración económico y humano, para forjar un destino propio con justicia, equidad, desarrollo, paz y soberanía.


Escrito por

Tania Temoche

Periodista. Egresada de la Maestría Escritura Creativa. Ha publicado poesía, artículos y entrevistas literarias.


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