El escritor limeño Óscar Araujo León, ha presentado este año su última producción literaria, La agonía de Nuria; Editorial San Marcos, 2014. Un libro de relatos bastante interesante que nos lleva por los recodos de la vida y experiencias íntimas aún no resueltas. Cuentos realistas estimado lector o lectora pero, en las que usted ingresará por sugeridos resquicios alegóricos que diestramente el autor envuelve a sus personajes.
Óscar Araujo, filósofo sanmarquino de formación, cuenta con otros títulos en su haber: La noche del murciélago (1998), la novela Los ojos de la araña (2004) y, dos significativas antologías: Como una espada en el aire. Generación poética del 60 (2000) y Cuentos peruanos. Generación del 80 (2004).
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La agonía de Nuria está escrita en una prosa amena, coloquial y dinámica dentro del realismo. Los relatos están divididos en once cuentos en que el lector se ubicará de inmediato en el desarrollo de la trama. Me remitiré por cuestión de espacio a cuatro apartes del libro. Cabe precisar que los personajes se mueven en la capital limeña, en los barrios clasemedieros de Lince y Jesús María; así, también en el Callao.
Araujo nos incorpora de inmediato en los parajes y profundidades de su mundo interior cuyas escenas reales y fantasiosas son delineadas en un estado catalizador. Y lo logra. Somos cautivos de sus angustias y neurosis presentados mediante una permanente autoscopía. Veamos la proyección que el autor desarrolla en el siguiente relato de La derrota del gordo, un niño atormentado por sus pesadillas:
"Debe ser medianoche, pero yo no sé dónde estoy. Hace un rato estaba en un bosque y al fondo había una casita y mi madre, coronada por un halo luminoso, me miraba por la ventana y yo no podía avanzar, aunque luchaba y luchaba, mis pies resbalaban sobre un suelo fangoso por la lluvia - ¿cuál lluvia?-. Después estuve volando sobre la avenida Arequipa y era de noche y los autos parecían de juguete. Pero ahora no sé dónde stoy. tengo miedo. la oscuridad me aplasta el pecho como si un gordo se hubiera sentado sobre mí, pero no veo a nadie".
La prolífica imaginación del escritor nos conlleva a historias extrañas que atadas a su humor ácido los ubica en mundos y submundos conflictivos; aunque las descripciones no son meramente autoscópicas sino también retratos de la sociedad con su hipocresía a cuestas, con personajes cargados de fatalismos., locuras y perversiones. Sigamos leyendo, por ejemplo en Sofía & Sofía, también penetra en los oscuros hilos de la realidad como la prostitución:
"Dejé que Sofía se alejara de mí para nuevamente irse a trabajar, en busca de clientes y yo me dediqué a seguir a la vieja grotesca que usurpaba el nombre y la belleza de mi mujer. Ya no llevaba el vestido fresa, sino una suerte de rebozo negro que debía ser muy antiguo, pues despedía un olor a baúl de ropa mohosa recién abierto. Despacio me fui acercando, a la espera de que ella se situara al borde del río de luces".
Óscar Araujo invita a analizar además las relaciones interpersonales entre niños, adolescentes, adultos, hombres y mujeres. Así, tenemos en La dama del galeón, la ilusión del vínculo afectuoso en una pareja, en el que el protagonista se encuentra en la disyuntiva inercia comunicativa.
"Con Dalia no se podía mantener una conversación de matices lógicos y coherentes y mucho menos llegar a un entendimiento. Era muy linda y la mayoría de nuestras pláticas eran juegos conceptuales o juegos de palabras, mundos inventados donde nosotros eramos los únicos y absurdos habitantes; pero cuando ella aparentemente quería hablar en serio como en este momento, era precisamente cuando menos razonable se ponía y la tertulia adquiría matices desesperadamente enigmáticos".
Sobre el último cuento de La noche del murciélago, no podía dejar de preguntar al autor por la travesía oscura y complicada del personaje, a lo que respondió: "me remece porque está arraigado a mi vida de niñez y pubertad y a recuerdos que se me presentan oscuros de mi vida en Chosica, pero, es algo personal." sentenció.